Es así. De lunes a jueves no hay tiempo para nada, el viernes hay 5 minutos más para todo.
Dormir: podemos dormir 5 minutos más. Viajar: podemos esperar otro subte. Almorzar: podemos tardar un poco más en elegir que color de lechuga comer.
No tengo tiempo para nada. 5 materias es mucho? ir al gimnasio es mucho?
Si! pero me gusta hacerlo, y le dedico el poco tiempo que me queda a hacerlo.
Un viernes más alla de todo se siente un alivio. Se siente la pesadez de levantarse como todos los días, se siente la pesadez de tener que soportar ciertas cosas... pero es viernes, asi que menos pesa y menos importa.
El viernes nos damos cuenta que somos personas! si si! personas!. Podemos tener un tiempo para nosotros, para tomar un cafe con una amiga, para comerse una cheescake, para mirar una pelicula, para tener sexo con ganas!.
El viernes sin dudas pesa menos. Y en esas 48hs de libertad puede pasar un mundo entero.
No hay tiempo para escribir un blog hoy viernes?
Ya le dediqué mis 5 minutos extra.
viernes, 2 de octubre de 2009
martes, 22 de septiembre de 2009
Hoy toca día gris y triste.
Hoy toca estudiar.
Hoy toca armar TP.
Hoy es un día que no pinta muy bien. Pero hay que levantarse. Desayunar. Correr al subte. Jugar al juego de la silla con los "subtenautas" (expresión de Casero). Hay que pelearse con los automovilistas.
Me siento por fin en el subte. Saco mis apuntes desprolijos. Leo. Cada tanto levanto los ojos y veo o un tipo mirandome o una mina. El tipo calculo que será porque un poco le agrado... la mina porque un poco me envidiará... algo aunque sea, no se, lo blanco del ojo, algún lunarcito, mi saquito quizás, quien sabe. Todos siempre envidian algo.
Y hoy toca estar a las corridas con las cosas que me pide mi jefe: presupuesto de aquí, precio de alla, que inventé una notebook que tenga miles de prestaciones pero que no valga más que una sencilla.
Por lo general hago muchas llamadas por día, tanto que a veces me siento trabajando en un call center. Así que hablo, tenemos el: "como estas?" obligatorio, alguna pregunta al azar...
No me molesta el formalismo, me molesta solo tener que ser falsa a veces. Trato de no serlo, pero a veces es inevitable y necesario.
Y me molesta mentir, me molesta necesitar mentir, me molesta que a veces me paguen por mentir. Me cuesta, me sale mal y me pone de mal humor hacerlo en un día gris.
El sol se presta a ser más falluto.
Con el clima frío y oscuro se caen las máscaras y los maquillajes brillan menos.
Noto un aire sincero con el frío...
Seamos menos falsos, siendo hoy un día gris.
Hoy toca estudiar.
Hoy toca armar TP.
Hoy es un día que no pinta muy bien. Pero hay que levantarse. Desayunar. Correr al subte. Jugar al juego de la silla con los "subtenautas" (expresión de Casero). Hay que pelearse con los automovilistas.
Me siento por fin en el subte. Saco mis apuntes desprolijos. Leo. Cada tanto levanto los ojos y veo o un tipo mirandome o una mina. El tipo calculo que será porque un poco le agrado... la mina porque un poco me envidiará... algo aunque sea, no se, lo blanco del ojo, algún lunarcito, mi saquito quizás, quien sabe. Todos siempre envidian algo.
Y hoy toca estar a las corridas con las cosas que me pide mi jefe: presupuesto de aquí, precio de alla, que inventé una notebook que tenga miles de prestaciones pero que no valga más que una sencilla.
Por lo general hago muchas llamadas por día, tanto que a veces me siento trabajando en un call center. Así que hablo, tenemos el: "como estas?" obligatorio, alguna pregunta al azar...
No me molesta el formalismo, me molesta solo tener que ser falsa a veces. Trato de no serlo, pero a veces es inevitable y necesario.
Y me molesta mentir, me molesta necesitar mentir, me molesta que a veces me paguen por mentir. Me cuesta, me sale mal y me pone de mal humor hacerlo en un día gris.
El sol se presta a ser más falluto.
Con el clima frío y oscuro se caen las máscaras y los maquillajes brillan menos.
Noto un aire sincero con el frío...
Seamos menos falsos, siendo hoy un día gris.
lunes, 21 de septiembre de 2009
Furia del subte
Furia del subte
Como dije en mi primer entrada lo que más me exaspera del microcentro por lo general es la llegada: subte. Mis crónicas sobre esta tecnología en particular van a ser frecuentes, Ya que son frecuentes mis enojos en él.
Para quien no tuvo el “privilegio” de darse una vueltita en estas hermosas máquinas, aquí va mi breve relato.
Imagínense un día hermoso… de esos en los que una se levanta cantando algún tema de Fito Paez: “arriba todos es un día de sol…”, te tomas unos mates calentitos en su punto justo, con unas tostaditas apenas doraditas, con la manteca derritiéndose encima de ellas y una mermelada de frambuesa casera bien cremosa : 0% gelatina y conservantes extraños. Te bañas con el agua caliente y agradable, no falta ni shampoo ni crema enjuague, hay jabón de glicerina neutro y esponja vegetal. Te secas el pelo y como no hay mucha humedad queda en el lugar que vos lo peinas, cosa muy extraña con la humedad de Buenos Aires. Te vestís y llamativamente te entra toda la ropa! Y te queda excelente! (cosa que tampoco pasa muy a menudo).
Y pasa lo temido: hay que salir de casa. Ya advertimos que hay un mundo no muy amistoso alla afuera, nos dimos cuenta por esos bocinazos molestos que propina la gente en su apuro mañanero… pero lo ignoro, están lejanos para mi, mientras estoy en casa solo hay un día hermoso y mate calentito. Pero es hora de salir, salir como un bebe del útero materno, salir a la realidad de automovilistas inescrupulosos, gente que nutre sus pulmones de humo de cigarrillo e inundan a quienes lo circundan. Un mundo de límites difusos, y de poco respeto a los otros.
En fin… respirar hondo y salir!. Buen día Marta! (la encargada del edificio). Unos pasitos más y a la calle. Hoy me toca tomar colectivo al subte, a veces me alcanzan hasta ahí. Voy a la parada, me pongo en un costadito, no exactamente en el palo que indica la línea del colectivo, sino un poquito más atrás. Por ahora no hay nadie esperando. Empiezan a llegar las primeras personas, se ponen más cerca del cartelito. Y se empiezan a acumular. Ya son como 10 esperando el colectivo. Y yo en un costadito, pero me vieron, por más que ignoren mi presencia. Y llega el bendito colectivo, lleno a más no poder, y empiezan a subir las 10 personas, y yo quedo última (por más que fui la primera en llegar), y nadie me deja pasar, ni siquiera los muchachos.
Estoy aproximadamente a 15 cuadras del subte, que en realidad es poco, pero ir caminando también es otra odisea, y cuando tenés los minutos contados no es la mejor opción. Así que subo al colectivo, y me empiezo a acomodar en un rinconcito. Enciendo el “walkman” del celular y pongo Black Eyed Peace, para ponerle un poco de energía al día que ya se empezó a desgastar con el choque de la realidad.
Llegamos al subte: estación juramento de la línea D. Bajo por la escalera mecánica (luego de que pasan los ultra-apurados de siempre), paso mi tarjetita del subte por el lector y entro nomás. Me quieren ofrecer un diario: la razón, el cual no siempre tomo, ya que me molesta ver tantas mentiras desde tan temprano. Vah, aunque no siempre son mentiras, son manipulaciones de la información, un mismo hecho expresado de maneras distintas puede parecer como dos cosas distintas. Creo que hay manipulación y ocultamiento de hechos, lo que hace que algo se transforme en una “falta a la verdad”.
Por lo visto hay mucha gente esperando el subterráneo. Me coloco al lado de una señorita de tacos super maquillada, toda muñequita, con la cartera Prüne que usan las chicas de oficina, toda combinadita, una inversión de tiempo y dinero que para mi no reditúa beneficios.
Subo, subimos todos… como es la estación juramento, la gente no se pelea tanto por un asiento como si lo hacen en las estaciones cabecera. Pero igual hay roces, será el orgullo por ver quien entra primero?, estamos compitiendo?.
Subo y todavía no somos vacas yendo al matadero, pero en breves estaciones lo seremos. Y unas estaciones más tarde ya lo somos. Somos una masa humana con olor desagradable. Lo que no entiendo es porque algunas son muñequitas perfumadas y otros ni se cepillan los dientes, es la diversidad humana. El termómetro del subte esta alto. A proteger las carteras, a protegerse de las apoyadas!. A proteger los oídos de las boludeces que dice la gente. A protegerse del poco respeto que le tienen a una.
A protegerse de convertirse en lo mismo que ellos, de los cuales nos protegemos…
Como dije en mi primer entrada lo que más me exaspera del microcentro por lo general es la llegada: subte. Mis crónicas sobre esta tecnología en particular van a ser frecuentes, Ya que son frecuentes mis enojos en él.
Para quien no tuvo el “privilegio” de darse una vueltita en estas hermosas máquinas, aquí va mi breve relato.
Imagínense un día hermoso… de esos en los que una se levanta cantando algún tema de Fito Paez: “arriba todos es un día de sol…”, te tomas unos mates calentitos en su punto justo, con unas tostaditas apenas doraditas, con la manteca derritiéndose encima de ellas y una mermelada de frambuesa casera bien cremosa : 0% gelatina y conservantes extraños. Te bañas con el agua caliente y agradable, no falta ni shampoo ni crema enjuague, hay jabón de glicerina neutro y esponja vegetal. Te secas el pelo y como no hay mucha humedad queda en el lugar que vos lo peinas, cosa muy extraña con la humedad de Buenos Aires. Te vestís y llamativamente te entra toda la ropa! Y te queda excelente! (cosa que tampoco pasa muy a menudo).
Y pasa lo temido: hay que salir de casa. Ya advertimos que hay un mundo no muy amistoso alla afuera, nos dimos cuenta por esos bocinazos molestos que propina la gente en su apuro mañanero… pero lo ignoro, están lejanos para mi, mientras estoy en casa solo hay un día hermoso y mate calentito. Pero es hora de salir, salir como un bebe del útero materno, salir a la realidad de automovilistas inescrupulosos, gente que nutre sus pulmones de humo de cigarrillo e inundan a quienes lo circundan. Un mundo de límites difusos, y de poco respeto a los otros.
En fin… respirar hondo y salir!. Buen día Marta! (la encargada del edificio). Unos pasitos más y a la calle. Hoy me toca tomar colectivo al subte, a veces me alcanzan hasta ahí. Voy a la parada, me pongo en un costadito, no exactamente en el palo que indica la línea del colectivo, sino un poquito más atrás. Por ahora no hay nadie esperando. Empiezan a llegar las primeras personas, se ponen más cerca del cartelito. Y se empiezan a acumular. Ya son como 10 esperando el colectivo. Y yo en un costadito, pero me vieron, por más que ignoren mi presencia. Y llega el bendito colectivo, lleno a más no poder, y empiezan a subir las 10 personas, y yo quedo última (por más que fui la primera en llegar), y nadie me deja pasar, ni siquiera los muchachos.
Estoy aproximadamente a 15 cuadras del subte, que en realidad es poco, pero ir caminando también es otra odisea, y cuando tenés los minutos contados no es la mejor opción. Así que subo al colectivo, y me empiezo a acomodar en un rinconcito. Enciendo el “walkman” del celular y pongo Black Eyed Peace, para ponerle un poco de energía al día que ya se empezó a desgastar con el choque de la realidad.
Llegamos al subte: estación juramento de la línea D. Bajo por la escalera mecánica (luego de que pasan los ultra-apurados de siempre), paso mi tarjetita del subte por el lector y entro nomás. Me quieren ofrecer un diario: la razón, el cual no siempre tomo, ya que me molesta ver tantas mentiras desde tan temprano. Vah, aunque no siempre son mentiras, son manipulaciones de la información, un mismo hecho expresado de maneras distintas puede parecer como dos cosas distintas. Creo que hay manipulación y ocultamiento de hechos, lo que hace que algo se transforme en una “falta a la verdad”.
Por lo visto hay mucha gente esperando el subterráneo. Me coloco al lado de una señorita de tacos super maquillada, toda muñequita, con la cartera Prüne que usan las chicas de oficina, toda combinadita, una inversión de tiempo y dinero que para mi no reditúa beneficios.
Subo, subimos todos… como es la estación juramento, la gente no se pelea tanto por un asiento como si lo hacen en las estaciones cabecera. Pero igual hay roces, será el orgullo por ver quien entra primero?, estamos compitiendo?.
Subo y todavía no somos vacas yendo al matadero, pero en breves estaciones lo seremos. Y unas estaciones más tarde ya lo somos. Somos una masa humana con olor desagradable. Lo que no entiendo es porque algunas son muñequitas perfumadas y otros ni se cepillan los dientes, es la diversidad humana. El termómetro del subte esta alto. A proteger las carteras, a protegerse de las apoyadas!. A proteger los oídos de las boludeces que dice la gente. A protegerse del poco respeto que le tienen a una.
A protegerse de convertirse en lo mismo que ellos, de los cuales nos protegemos…
domingo, 20 de septiembre de 2009
Ira del microcentro
Hola leyentes!
El objetivo de este blog es descargar la "ira" microcentriana, provocada por el microcentro de Buenos Aires.
El tema es así, me levanto todos los días temprano en Belgrano, llego a microcentro en un subte, camino todos los días por las calles más odiadas y amadas y retorno al hogar en subte nuevamente. Pero en el medio no solo pasa eso, sino que también me enojo, me alegro, me entristezco.
Hoy es domingo por la mañana y tengo que estar estudiando, pero me tomo un tiempo para empezar esto que quizás con constancia pueda seguir.
Y porque este tema de blog? Porque necesito expresar esas cosas que me pasan todos los días de lunes a viernes que me hacen tensar la espalda o que me hacen sonreir un poquito... y son muchas.
Y porque me pongo a recapacitar sobre las horas despierta (que serían las horas netas) en las cuales estoy en el microcentro o en el subte, su ápendice necesario, y me doy cuenta que si no descargo un poco lo que me hago hippie hoy mismo y me voy a machu picchu caminando.
Así que ya verán mis descargos!...
Bienvenidos!
El objetivo de este blog es descargar la "ira" microcentriana, provocada por el microcentro de Buenos Aires.
El tema es así, me levanto todos los días temprano en Belgrano, llego a microcentro en un subte, camino todos los días por las calles más odiadas y amadas y retorno al hogar en subte nuevamente. Pero en el medio no solo pasa eso, sino que también me enojo, me alegro, me entristezco.
Hoy es domingo por la mañana y tengo que estar estudiando, pero me tomo un tiempo para empezar esto que quizás con constancia pueda seguir.
Y porque este tema de blog? Porque necesito expresar esas cosas que me pasan todos los días de lunes a viernes que me hacen tensar la espalda o que me hacen sonreir un poquito... y son muchas.
Y porque me pongo a recapacitar sobre las horas despierta (que serían las horas netas) en las cuales estoy en el microcentro o en el subte, su ápendice necesario, y me doy cuenta que si no descargo un poco lo que me hago hippie hoy mismo y me voy a machu picchu caminando.
Así que ya verán mis descargos!...
Bienvenidos!
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